«Less is more»
Ludwig Mies van der Rohe

Famosa frase que se ha convertido en pieza angular para muchos diseñadores en estos tiempos modernos donde el diseño busca síntesis en su desarrollo conceptual para dar soluciones prontas y expeditas. Para dicha tarea existe una acción que nos ayuda a solventar la imperiosa necesidad de tener el diseño “para ayer”, es un proceso que realizamos a diario en automático y que omitimos todo el tiempo al ser parte de nuestra rutina.




La acción a la que me refiero es BOCETAR y puede ser mental, a dos dimensiones o tres. Ejemplos hay muchos en el día a día; al ir de compras realizamos una lista apegándonos a un presupuesto y sobre todo para hacer las compras en el menor tiempo posible, cuando estacionamos el auto en paralelo realizamos un análisis y boceto mental de que movimientos debemos hacer para lograr estacionarnos en la menor cantidad de movimientos.

Partiendo de esta idea el bocetar es parte de nuestras vidas en diferentes niveles, el grado de síntesis será la que determine la complejidad del boceto. Para algunos un garabato que luce como errante puede ser en realidad la abstracción de un concepto para un logotipo, otro ejemplo es el de una maqueta para una edificación, si bien tiene un mayor nivel de complejidad esta solo es una proyección del producto final.

 ¿Por qué realizar bocetos? Un a pregunta elocuente , pero que con frecuencia omitimos la posibilidad de realizarlos, entrando de lleno a resolver la tarea sin analizar las posibilidades y sobre todo dejando al azar el cometido de resolver sobre la marcha. Como Caperucita Roja,nos enfrentamos a la disyuntiva de tomar uno de dos posibles caminos. Por un lado esta el “atajo”, camino rápido pero desconocido en el que la suerte tomará lugar, ya que al no conocer el terreno avanzamos sin certeza del momento en que arribaremos al objetivo. En el polo opuesto esta el “camino largo”, recorrido ya conocido y del cual hacemos valer todas la herramientas a nuestra disposición para llegar con el menor número de dificultades a nuestra meta.

En el mundo del diseño y posicionamiento es fácil perder el rumbo y tomar el “atajo”, pasando directamente a la ejecución en pantalla, ya sea por la falsa creencia de que no tenemos capacidades para realizar dibujos o por el argumento de no contar con tiempo suficiente para desarrollar la idea. Algunas de las consecuencias de esta recurrente práctica pueden ser: 

• Que nuestro diseño resulte semejante al de otros diseñadores, ya que al usar herramientas similares (programas, extensiones, tutoriales, redes sociales) generamos una corriente similar restando identidad al producto o proyecto.
• El tiempo designado para el desarrollo de la tarea puede extenderse de manera indefinida, pues al no analizar todos los componentes para la solución del problema regularmente no logramos cumplir las expectativas deseadas.
• Pero,el más importante de todos,es la suposición que se ha generado y arraigado en los clientes, los cuales piensan que el diseño es de “generación espontánea”, por inspiración o producto del ocio, generando poco valor al producto final.

Al final,realizar o no bocetos es una decisión que dependerá de cada uno, complejo o no, la idea es hacerlo parte de un proceso consciente en cualquier actividad que realicemos,estocon la finalidad de llegar siempre al objetivo con los mejores resultados u opciones.Aesto, resulta sencillo corroborar que muchos de los grandes proyectos surgierocon un poco de grafito sobre un simple trozo de papel, con tachaduras, retrocesos y replanteamientos antes de llegar al producto final.

Diego Gutiérrez - Estratega Gráfico

«God is in the details»
Ludwig Mies van der Rohe